El avance de la ultraderecha, una muestra más de la debacle de EE.UU.

Tras cuatro jornadas y quince votaciones, McCarthy fue elegido presidente de la Cámara Baja el 7 de enero, en sustitución de la demócrata Nancy Pelosi, tras la victoria republicana en las elecciones de noviembre.

Sin un presidente de la Cámara Baja, el 118° Congreso no podía retomar sus actividades. Es la tercera figura política más importante de EEUU después del presidente y el vicepresidente. Los nuevos legisladores no podían asumir sus cargos y en consecuencia tampoco votar proyectos de ley.

Por primera vez en cien años, el presidente de la Cámara de Representantes no fue elegido en la primera votación por tener detractores dentro de su propio partido. La última vez que se necesitó más de una votación fue en 1923, en ese año el presidente de la Cámara fue elegido en el noveno intento. En 1869 tuvieron que hacerse sesenta votaciones.

La elección de McCarthy estuvo bloqueada por la oposición, 20 republicanos de ultraderecha, muchos de ellos seguidores de Trump, y miembros del ultraconservador grupo Freedom Caucus, que tenían una serie de exigencias para apoyarlo, como poder hacer una moción de censura contra el presidente de la cámara, varias sillas en el comité que decide qué leyes se van a discutir, la cabeza en varios subcomités y tener relevancia dentro del Comité de Asignaciones, uno de los más poderosos, entre otros.

Sólo pudo lograr el voto concediéndoles gran parte de sus reclamos.

El Freedom Caucus, “una banda de republicanos de extrema derecha ejercerá más poder que nunca en el Congreso” (The Economist). Son unos 50, sus compañeros republicanos los comparan con “terroristas legislativos” y talibanes, 19 de los 20 legisladores que forzaron 15 rondas de votación para el puesto de presidente pertenecen al grupo.

¿Qué reclaman? Recortar gastos y reducir el tamaño del gobierno. Muchos apoyan una prohibición nacional del aborto y mayores restricciones a la inmigración. El Caucus está dispuesto a implementar tácticas duras convirtiéndose en rehén de legislación vital sobre presupuestos o el techo de la deuda.

En los próximos meses se abrirán negociaciones para elevar el límite de la deuda pública estadounidense (sin elevar el límite corre el riesgo de incumplir con su deuda) la financiación del Estado federal y el desbloqueo de ayudas suplementarias para Ucrania. En el poder de la Cámara Baja, los republicanos prometieron lanzar una serie de investigaciones sobre la gestión de Biden de la pandemia o de la retirada de Afganistán.

Es parte del fenómeno internacional de fortalecimiento de grupos ultraderechistas y fascistas en el mundo. En Latinoamérica, Brasil con los bolsonaristas y sus acciones golpistas; en Perú seguidores de Fujimori y otros para destituir a Castillo; en Colombia amenazando a candidatos y funcionarios, provocando masacres; en Argentina atentando contra la vicepresidenta, con manifestaciones de ultraderecha; etc. siempre financiados por sectores del gran capital, por terratenientes, banqueros. Expresan la acelerada descomposición capitalista y la incapacidad y caducidad de las formas democráticas para contener las crisis. Los gobiernos llamados progresistas o de izquierda democrática terminan en frustraciones para sus seguidores

 

(nota de MASAS nº429)

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