La inflación del 2023

Solo 40 días le tomó al “SuperMinistro” Sergio Massa revelar que la inflación pronosticada para el año 2023 no llegará a cumplirse. Tampoco los pronósticos de una inflación cercana al 3% a partir de abril. El dato de inflación del mes de enero echó por tierra toda una serie de pronósticos optimistas que el Gobierno se verá imposibilitado de cumplir.

La sucesión de 3 meses de caída en la actividad económica no logró los resultados esperados de verse reflejada también en una desaceleración de los precios, como los propios funcionarios creían. Así, la llamada guerra contra la inflación no deja de sumar fracasos tras fracasos. El lanzamiento en noviembre del Programa “Precios Justos” cosechó efímeras expectativas que no tardaron en evaporarse, al conocerse que la inflación paso de 4.9% en noviembre, al 5.1% en diciembre y finalmente al 6% en enero. No tardará en verificarse que el congelamiento de los precios de la carne resultará en otro nuevo fracaso.

Solo a la hora de la discusión paritaria puede mostrar algún grado de efectividad el malogrado Programa de los “Precios Justos”. La promesa de una caída de la inflación fue aceptada mansamente por las traidoras direcciones sindicales, sin ningún tipo de consulta a las bases obreras. Los oprimidos bien saben por años de pronósticos fallidos que las metas inflacionarias no coinciden ni cercanamente con la inflación real al finalizar el año.

El Gobierno muestra de cuerpo entero su incapacidad e impotencia para controlar no solo el aumento de precios – supuestamente acordado con las principales cámaras empresarias – sino incluso el abastecimiento de estos productos. La contracara de su cobardía frente a las empresas que desabastecen, es el consentimiento que reciben los especuladores para hacer y deshacer a su antojo en todos los ámbitos. La bola de las Leliqs, otro importante factor a la hora de impedir la tan buscada “desaceleración”, no deja de confirmar la orientación entreguista de un Gobierno sin respuestas frente a los reclamos de las masas.

La inflación no es otra cosa que la confiscación sistemática que sufren los bolsillos de las masas que vemos mes a mes cómo se licúa nuestro poder adquisitivo. Toda una masa de dinero que el Gobierno ahorra y muestra orgullosamente en sus reuniones con el FMI buscando su beneplácito como lacayo y alumno fiel de la rapacidad imperialista.

La clase obrera tiene como única salida organizarse desde las bases y en los lugares de trabajo con la bandera de la escala móvil de salario. Es decir, una lucha consecuente por conquistar un salario mínimo igual al costo de la canasta familiar, hoy en $320.000.

 

(nota de MASAS nº430)

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