Bolivia: La agudización de la crisis económica y el agotamiento de la politiquería y del Estado burgueses

La crisis económica ha llegado al punto tal que el gobierno se encuentra acorralado por la obligación de mantener un hipertrofiado aparato del Estado y los servicios como la educación y la salud; por la necesidad de atender a las exigencias de los gobiernos departamentales, municipales, etc., y, por otra parte, la reducción de sus ingresos por la caída en la producción del gas y los miserables ingresos que tiene de la producción minera en manos de las transnacionales y de los empresarios privados. La posibilidad de aplicar una política impositiva más drástica a la población, a los empresarios privados y a los cooperativistas mineros, lleva en sus entrañas el peligro de la rebelión de los afectados.

Por tanto, el gobierno tropieza con un camino que, cada vez más, se torna en intransitable para lograr -en algo- el oxígeno que le permita paliar los efectos de la crisis económica. Anuncia medidas superficiales orientadas a lograr divisas y contener que se siga comiendo la poca grasa que queda de las reservas internacionales (RIN); se apresta a vender el oro que hay en el BCB, para lo que busca la autorización parlamentaria; envía al parlamento el proyecto de Ley del Oro que consiste en comprar, a través de los bancos Central y Unión, la producción de este metal en bolivianos para luego exportarlos como Estado y generar algunos dólares; pone en vigencia una política cambiaria diferenciada del dólar para tentar a los empresarios privados para vender sus divisas al Estado: anuncia bonos para estimular a los bolivianos que trabajan en el exterior a aumentar el envío de las remesas internacionales, etc.

Estas medidas rápidamente encuentran la resistencia de los afectados; por ejemplo, los cooperativistas auríferos en cuyo seno y desde las sombras actúan algunas poderosas transnacionales chinas, muestran una marcada resistencia a vender toda su producción al Estado.

Lo único que le queda a Arce es entregar a manos llenas los recursos naturales al imperialismo. Ahora el litio y la plata están en plena subasta, esperan su turno otros yacimientos importantes como Mallcukota; pero, el problema está en que esta política entreguista no tiene la posibilidad de generar los suficientes ingresos de manera inmediata para que el Estado pueda resolver sus problemas de subsistencia.

Por otra parte, es natural que, en el campo burgués, existan diferentes facciones que representan los intereses económicos de las diferentes capas de la clase dominante y que las pugnas entre ellas se realicen en el marco de la defensa de los intereses generales de la burguesía, tales como la intangibilidad de la gran propiedad privada de los medios de producción y la preservación del Estado como un eficiente instrumento de dominación sobre el conjunto de las otras clases de la sociedad.

Sin embargo, en el caso boliviano y en el contexto de la acentuación de la crisis económica, se da la crisis política entre la derecha tradicional y la nueva derecha masista y, de manera paralela, la crisis del MAS que, de interna ha sobrepasado los límites partidarios a niveles abiertamente conspirativos por el grado de beligerancia al que han llegado las contradicciones entre evistas y arcistas. Ya se trata de dos partidos en pugna, desesperados en destrozarse mutuamente.

En esta crisis entre las diferentes facciones de la política burguesa están ausentes diferencias programáticas, todo se reduce al desesperado afán de controlar el aparato estatal como fuente de recursos económicos y de cargos, hecho que denuncia que la política se ha tornado en una pugna mezquina y politiquera. No les importa que la crisis económica termine afectando seriamente los intereses materiales de la clase dominante y termine engulléndose a sus expresiones políticas y a su Estado.

Todo lo señalado es la manifestación del agotamiento de la política y del Estado burgueses cuyas instituciones como el poder legislativo, el judicial, la policía, el ejército, etc., han perdido la seriedad y la magnificencia con las que han querido rodearlas los teóricos burgués; para todos el Parlamento es un circo de mal gusto y los magistrados, jueces y fiscales ostentan su obediencia a los dueños del poder. Las gobernaciones y los municipios aparecen como inútiles porque, por las restricciones económicas que les han impuesto, se tornan en meras figuras decorativas.

(POR Bolivia – Masas nº2733)

 


EL GOBIERNO NO TIENE DÓLARES PORQUE EL SECTOR PRIVADO EXTRANJERO Y NACIONAL DISPONEN A SU INTERÉS LAS DIVISAS QUE GENERAN DEL SAQUEO DE LOS RECURSOS NATURALES

La fragilidad en la que se encuentra el sistema de pagos del país, que se refleja en escases de dólares en el mercado financiero, encuentra una explicación para la Fundación Jubileo, en el comportamiento del déficit fiscal que en el 2023 cumple 10 años ininterrumpidos sin señales de contraerse, como resultado de un escenario con limitados ingresos, pero con un nivel alto y creciente de gastos, principalmente en gastos corrientes. En su análisis del Presupuesto General del Estado 2023: “El presupuesto público sin cambio de rumbo”, Jubileo advierte que el déficit se ha profundizado en los últimos años, alrededor de un 7.5% que llega a unos aproximados 3.000 millones de dólares que cada año el gobierno tiene que cubrir con lo que pueda para evitar el descalabro cambiario e inflacionario. El déficit es financiado con endeudamiento, se recurre a préstamos para financiar los mayores gastos. “La deuda externa, que se incrementó constantemente durante y después del periodo de bonanza, ha llegado a 13.112 millones de dólares a octubre de 2022”. “Y, con relación a la deuda interna, esta comienza a crecer desde 2018, y se dispara en 2020 y 2021, por créditos de emergencia y liquidez, principalmente del Banco Central de Bolivia”. A esto se suma el uso de la Reservas internacionales que en el 2014 superaban los 15.000 millones de dólares, y ahora a inicios del 2023, quedan sólo 3.796 millones de dólares.

Las RRII que administra el Banco Central de Bolivia, se van acumulando en función a la diferencia entre lo que recibe frente a sus egresos. En el primer caso, lo hace por concepto de exportaciones de gas natural, minerales y créditos (la gran fuente que alimenta toda acumulación de reservas son las exportaciones). Entre sus egresos y gastos cuentan, entre otros, el pago de la deuda externa y el subsidio a los combustibles, además de la demanda de dólares y las importaciones. Paradójicamente sucede que hoy en día el nivel de exportaciones es de 13.652 millones de dólares en el 2022, monto similar al de 2014, año cúspide del llamado período de “bonanza económica” y de abundantes ingresos de divisas a las reservas del BCB. ¿Pero por qué si ahora se exporta casi lo mismo que en el 2014, no hay dólares en el mercado cambiario?, ¿Dónde se van los dólares que ingresan al país?

La razón de fondo de la actual coyuntura de insolvencia de divisas en el país por la que el gobierno se ve obligado a ofrecer a los privados un tipo de cambio más alto si lo venden al BCB y un superávit comercial de 761 millones de dólares está en que la composición de las exportaciones actuales ya no es el gas, sino los minerales, la soya y el oro, y que estas 3 últimas ya no generan el nivel de ingresos para el Estado como generaba la exportación del gas. Actualmente, el rubro principal de las exportaciones es minerales y la exportación del oro metálico (3.003 millones de dólares en el 2022) que el gobierno contabiliza como manufactura. Con la exportación del gas en la década pasada “el 82 por ciento de los recursos obtenidos se iban al Estado y el 18 por ciento para las empresas transnacionales….” decían. “Pero hoy, con el sector oro, el 98 por ciento se lo llevan los cooperativistas mineros, las empresas chinas o colombianas que producen por ahí. Y sólo dejan el 2 por ciento para los bolivianos. Entonces, si bien las exportaciones aumentaron mucho, esas exportaciones no le dan los mismos niveles de ingreso al Estado porque las estructuras tributarias de sectores como el agroindustrial y el minero son mucho más bajas. Y eso genera parte del desequilibrio”. “El año 2014, Bolivia exportaba 6.592 millones de dólares por gas natural. Recibíamos por ingresos de esas exportaciones 3.535 millones de dólares de ingresos fiscales. En 2022, esas exportaciones se redujeron a un tercio, 2.972 millones. Los ingresos tributarios cayeron 64 por ciento, es decir, 1.263 millones. Entonces se produjo un agujero fiscal”. Entonces el gas dejaba gran parte de los ingresos por IDH para gastos de inversión de gobierno central, gobernaciones y alcaldías. De lo que se exporta hoy en día, los ingresos no van al Estado sino fundamentalmente a los agentes privados (transnacionales mineras, agroindustrias en manos de extranjeros, y las ilegales empresas chinas, etc. encubiertas como cooperativas en la explotación del oro).

Todo esto nos permite concluir que la actual situación crítica del gobierno responde a su política entreguista de nuestros recursos naturales a favor los inversionistas privados extranjeros. ¿Ingresan dólares a Bolivia? Si. Pero se lo llevan y aprovechan los grupos privilegiados por el gobierno masista. Este es el contenido de clase del Modelo Económico Social Comunitario del “proceso de cambio”. Política rentista y entreguista de nuestros recursos naturales para el capitalismo internacional, orientación que terminará socavando la precaria estabilidad económica. Para el “mago de las finanzas” Arce Catacora, día que pasa, se le acaban las fuentes de financiamiento para cubrir esta brecha deficitaria en la balanza de pagos, lo que anuncia a futuro, el advenimiento de una crisis mucho más profunda.

A diferencia de economistas burgueses que claman a gritos que se levante la subvención a los carburantes y se cambie el tipo de cambio fijo, lo que significaría un certero golpe mortal contra la economía de las familias bolivianas, de lo que se trata es ir al fondo del problema: Expulsar sin indemnización a las transnacionales de suelo boliviano y zanjar cuentas con sus lacayos y sirvientes nativos y su política entreguista y vendepatria.

(POR Bolivia – Masas nº2733)

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