No queremos que siga gobernando el FMI!

Los ingresos de todos los trabajadores debe cubrir como mínimo lo que cuesta la canasta familiar ($510.000)

Sólo se puede imponer con lucha, con la huelga general

El aumento de precios destruye los ingresos de todos. El índice de 12,4% del mes de agosto, 15% en alimentos, no refleja en toda su dimensión el golpe a nuestros bolsillos. Alcanza 80,2% desde enero y 124,4% si tomamos un año completo. Los ingresos de los trabajadores habían caído 20% bajo el gobierno de Macri y siguieron cayendo en los últimos años.

No hubo compensación que amortigue semejante golpe. Cantidad de empresas y gobiernos se niegan siquiera a pagar el bono de 60.000 pesos en dos cuotas, que no alcanza a cubrir la pérdida en los ingresos. Los “precios controlados” o “cuidados”, o los precios acordados en las mesas con los empresarios, son puro verso: o no se cumplen o directamente las empresas desabastecen los productos.

El cuadro se agrava con la crisis de la vivienda con alquileres impagables para los trabajadores, con pocas viviendas ofrecidas, que desnuda la incapacidad de los gobiernos para construir masivamente viviendas populares, favoreciendo los negocios de los parásitos inmobililarios y respetando las indicaciones del FMI de reducir la inversión en obra pública.

Solo una minoría muy reducida de trabajadores logra alcanzar lo que cuesta la canasta familiar como Aceiteros, que actualizó su paritaria a $510.000 como mínimo

Massa y el Gobierno eran conscientes de las consecuencias que tendría aplicar la devaluación que exigía el FMI sobre los precios, sin embargo acataron su orden. El caos en la economía y semejante desabarranque tienen que ver directamente con el programa del FMI y con la elevada concentración monopólica en la producción y distribución. El gobierno informa sin vergüenza que es el FMI el que ordena estas medidas, o sea que es quien nos gobierna. El presupuesto que se presenta al Congreso sigue sus pautas, para continuar el ajuste, para poder pagar la deuda. 

Desde antes que asumiera Fernández advertimos lo que significaba someterse al FMI, no solo pagar una deuda fraudulenta, que es un monumento a la corrupción, reconocida y negociada por este Gobierno sino que significa aplicar todas sus medidas: tasas de interés siderales, ajustes de tarifas extraordinarias, devaluación permanente y ajustes una y otra vez para reducir el peso del gasto y así reducir el déficit.

Las medidas para terminar con la inflación y recomponer los ingresos de la mayoría no las puede aplicar este gobierno, ni ninguno de los candidatos que se presentan en las elecciones. Todos los partidos patronales son responsables de habernos llevado a esta situación, todos han gobernado, y no tienen ninguna idea para salir de esta crisis. Tenemos que terminar con todos ellos.

Pero el principal problema es que los trabajadores no tenemos independencia política, la mayoría sigue todavía a los partidos patronales, las direcciones sindicales están todas jugadas a garantizar la gobernabilidad de Fernández y en hacer campaña para que Massa llegue a la segunda vuelta, por esa vía se someten al FMI, al capital financiero, contra la Nación y contra los trabajadores.

Los sindicatos y las centrales sindicales deben ser recuperadas, no pueden seguir en manos de los defensores del orden capitalista. Ante el desastre inflacionario que vivimos la clase obrera tiene una herramienta, tiene un método, que es la huelga general para arrancar el salario que corresponde para todos los trabajadores, que se ajuste mes a mes para mantener el valor adquisitivo.

La política de la clase obrera es terminar con los programas del FMI, desconocer toda la deuda, estatizar la banca y el comercio exterior y los sectores vitales de la economía, para lo cual necesita tomar el poder acaudillando a todos los oprimidos, no hay otra vía. Así podrá ordenar y planificar la economía en beneficio de la mayoría y terminar con el parasitismo y la anarquía del capitalismo en descomposición, con un pequeño grupo de capitalistas que incrementa sus ganancias cada día. La clase obrera necesita resolver su crisis de dirección, construir su partido revolucionario, con su política, con su estrategia. Ese es el trabajo que hacemos desde el POR.

Intervenimos en las elecciones haciendo campaña con estas ideas, llamando a anular el voto, porque ninguno de los candidatos expresa la política de la clase obrera. Ya advertimos hace 4 años lo que significaba votar a Fernández. Hoy repiten la historia con Massa. No se vence a la derecha votando al gobierno que creó las condiciones para que esa derecha se potencie. El voto a Milei no es un voto contra el sistema, es un voto por lo peor de la politiquería burguesa (Menem y Cavallo fueron responsables del peor ataque y saqueo contra la nación y los trabajadores). La izquierda electoral no puede representar el hartazgo popular con la politiquería porque ha sido incapaz de denunciar al Congreso y al sistema, alimentando ilusiones en la democracia burguesa podrida.  

(Nota de MASAS Nº442)

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