23 de febrero de 1918: La creación del Ejercito Rojo

“La revolución emergió directamente de la guerra y una de sus principales consignas era poner fin a la guerra, que había engendrado el cansancio y la repulsa contra ella. Pero la misma revolución generó nuevos peligros bélicos, que fueron acentuándose cada vez más. De allí la extrema debilidad exterior de la revolución en su primer período. Su indefensión casi total se puso de relieve durante las conversaciones de Brest-Litovsk. No se quería combatir, considerando que la guerra era cosa del pasado; los campesinos se apoderaban de la tierra, los obreros crearon sus organizaciones y tomaron en sus manos la industria. De ahí salió la colosal experiencia pacifista de la época de Brest-Litovsk. La República Soviética declaró que no podía firmar un tratado opresivo, pero que tampoco combatiría, y decretó la disolución del ejército. Fue un paso muy arriesgado, pero derivado de la situación. Los alemanes reanudaron la ofensiva y este fue el inicio de un cambio profundo en la conciencia de las masas: comenzaron a comprender que había que defenderse con las armas en la mano. Por otra parte, nuestra declaración pacifista introdujo un fermento de la descomposición en el ejército de los Hohenzollern. De modo que la ofensiva del general Hoffmann nos ayudó a comprender seriamente la organización del ejército Rojo.” (L. Trotsky, “El camino del Ejército Rojo”)

Sin contar con una institución para la defensa armada, quienes combatieron en los primeros enfrentamientos con los guardias blancos, paralelamente a la lucha de guerrillas en el campo, fueron los militantes bolcheviques, los obreros avanzados, los soldados más conscientes y los guardias rojos.

“Después de la disgregación del viejo ejército quedó un odio en el país, un dio implacable a la casta militar. (…) Y fue en estas condiciones, camaradas, cuando comenzamos la creación de un ejército. Si nos hubiera tocado edificar sobre un terreno virgen, la cosa habría sido, desde el comienzo, más fácil y segura. Pero no; nos correspondió construir el ejercito sobre un terreno recubierto por la sangre y el fuego de la pasada guerra, sobre el terreno de la necesidad y el agotamiento, cuando el odio a la guerra y a todo lo militar estaba vivo en millones y millones de obreros y campesinos. He ahí por qué hubo muchos no sólo entre los enemigos sino entre los amigos, que nos decían: el intento de crear un ejército en los próximos años no dará ningún resultado. Nosotros respondimos: `La duda es inadmisible; ni Alemania, ni Francia, ni Inglaterra van a esperar decenios y, por consiguiente, quien afirma que el pueblo ruso no se dará un ejército en los próximos meses, afirma al mismo tiempo que la historia ha puesto una cruz sobre el pueblo ruso, cuyo cadáver será despedazado por lo buitres del imperialismo europeo occidental´. Como es natural el poder soviético y el partido que tiene el poder, el Partido Comunista, no podían ver así el problema y admitir que los esfuerzos serían vanos. No, nosotros no dudamos de que el ejército sería creado en cuanto respondiese a una idea nueva, a una nueva base moral. Esa es la esencia del problema camaradas.”

“(…) No ver en el ejército más que hombres que se entrenan, maniobran y combaten, es decir, ver sólo sus cuerpos, sus fusiles, ametralladoras y cañones, es tanto como no ver al ejército, porque todo eso es únicamente la forma exterior de otra fuerza interior. El ejército es fuerte si está cohesionado por ideas interiorizadas.” (L. Trotsky, “Sobre los Frentes”)

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